La región de las Américas (que incluye Suramérica, Centroamérica, Norteamérica y el Caribe), se caracteriza por flujos migratorios mixtos complejos y dinámicos, tanto intra como extrarregionales. Las personas que transitan por las Américas son refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos, visitantes de corta estadía y otras personas en movimiento. Los agentes impulsores de la migración y del desplazamiento tienen varias facetas e incluyen los desastres naturales, la violencia estructural, la pobreza y la desigualdad.  

Esta información pone el foco en las principales rutas migratorias y cruces fronterizos en las Américas en donde se sabe que miles de personas han perdido la vida desde que la OIM comenzó a monitorear las muertes y desapariciones de migrantes en 2014. Las personas sin la documentación adecuada de acuerdo con los requerimientos de ingreso de los países de tránsito y de destino migran mayormente de manera irregular, lo cual significa que con frecuencia esas personas toman rutas peligrosas y usan ciertos medios de transporte para evitar ser detectadas. Debido a cuestiones sociales, económicas, y de seguridad, las personas que viajan de forma irregular por esta región están expuestas a explotación, violencia, extorsión, trata de personas, violencia sexual, secuestro y reclutamiento para formar parte de grupos criminales organizados.

Rutas migratorias en Mesoamérica a través de México  

El corredor migratorio de Mesoamérica, el cual va desde Centroamérica hasta los Estados Unidos es conocido por ser una de las rutas de migración irregular más conocida. Una vez que los migrantes han llegado a México, generalmente siguen una de las seis rutas principales: 1) la ruta sudeste desde Tenosique, Tabasco a Tierra Blanca, Veracruz; 2) la ruta del sudoeste desde Tapachula, Chiapas hasta Medias Aguas, Oaxaca; 3) la ruta central desde Medias Aguas, Oaxaca a Querétaro; 4) la ruta del noreste desde Querétaro a Ciudad Acuña, Coahuila; 5) la ruta norte desde Querétaro a Ciudad Juárez, Chihuahua; y 6) la ruta del noroeste desde Querétaro a Tijuana, Baja California.  

Cruzar la frontera entre México y los Estados Unidos implica asumir riesgos suplementarios y específicos. La frontera entre México y los Estados Unidos se extiende a lo largo de 3.145 kilómetros y los viajeros deben desafiar terrenos que van desde zonas urbanas hasta desiertos impenetrables. En aproximadamente 1.045 km de la frontera hay una barrera física, comúnmente conocida como el muro fronterizo, la cual separa a ambos países. Los migrantes que cruzan a los Estados Unidos tratan de evitar la detección (y la deportación) por la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos no solamente en la frontera misma sino también en la “zona de las 100 millas” que se extiende hacia el norte rumbo a los Estados Unidos y en donde también hay puntos de control.

Tapón del Darién  

La región de Darién, que también se conoce con el nombre Tapón del Darién, es una región notoriamente remota de terrenos pantanosos y bosques pluviales que se extienden a lo largo de 100 km de la frontera entre Colombia y Panamá. Las personas que toman esta ruta provienen mayormente de países en África, Asia, y el Caribe, y esperan poder migrar hacia el norte para poder llegar a los Estados Unidos. Ingresan al continente a través de varios países suramericanos que tienen relativamente menores requisitos de visado que los países que están más al norte. Cuando llegan al Tapón del Darién en la zona norte de Colombia, siguen su viaje caminando a través de la jungla, una travesía que dura de cinco a ocho días. Cuando emergen al otro lado del Tapón de Darién, ya en Panamá, siguen a lo largo del corredor migratorio de Mesoamérica rumbo a los Estados Unidos. Algunas personas que cuentan con los medios financieros para hacerlo, tratan de eludir una sección del Tapón del Darién por mar, embarcando en Capurganá, la última ciudad en Colombia antes de la frontera con Panamá. Esto reduce su viaje de a pie en esta ruta a un máximo de entre dos y tres días.  

Rutas irregulares hacia y a través del Caribe

Hay varias rutas migratorias marítimas en el Caribe, las cuales, como con todos los cruces irregulares de ultramar, son peligrosas. Los migrantes que toman estas rutas corren el riesgo de ahogarse en naufragios y quedar varados en el mar. Una ruta muy conocida en el Caribe va desde Cuba hasta el Estado de la Florida en los Estados Unidos. Si bien esta ruta es menos usada ahora que en décadas anteriores, los migrantes siguen arriesgando sus vidas intentando el cruce, a menudo en embarcaciones improvisadas y no aptas para navegar.  

Otra ruta migratoria marítima que ha ganado significancia en los últimos años conecta la Costa del Caribe venezolano con islas caribeñas. Desde el inicio de la crisis sociopolítica en Venezuela alrededor de 2013, una ruta migratoria marítima se ha formado desde la costa del Caribe venezolano, en particular partiendo desde puertos tales como Güiria y Falcón, hacia diferentes islas del Caribe tales como Aruba, Curaçao y Bonaire, y en especial a Trinidad y Tobago (debido a su proximidad geográfica). Esta ruta se volvió más activa en 2019 y es mayormente usada por migrantes y refugiados venezolanos. Las personas que utilizan esta ruta enfrentan riesgos asociados con viajes en bote poco seguros, naufragios y delitos tales como la trata de personas.  

Otra ruta muy común en el Caribe cruza el Pasaje de la Mona, un estrecho de 130 km entre la República Dominicana y Puerto Rico. Esta ruta es comúnmente usada por los migrantes dominicanos, pero también por los venezolanos, cubanos y haitianos. Los migrantes que viajan en esta ruta enfrentan serios riesgos de muerte, en especial si usan botes poco confiables que pueden hundirse o naufragar en el océano.  

Rutas Migratorias en Suramérica 

En Suramérica, los migrantes intrarregionales en gran medida provienen de Venezuela, los países andinos (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) y Paraguay y tienen como destino principalmente Chile, Argentina y Brasil. Los acuerdos regionales en Suramérica en el marco del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) facilitan los movimientos regulares dentro de la región y reducen las necesidades de los migrantes de emprender viajes irregulares. Sin embargo, algunos segmentos de sus viajes siguen siendo peligrosos. En particular, las zonas fronterizas entre Colombia y Venezuela son especialmente peligrosas para los migrantes que cruzan irregularmente, no solamente por las características geográficas y las barreras naturales presentes en la zona sino también por la presencia de grupos de crime organizado y la guerrilla. Hay también movilidad hacia el norte en Suramérica, en especial de migrantes extracontinentales, que parten desde Chile, Ecuador, Guyana, y Brasil rumbo al Tapón del Darién y más allá rumbo a Norteamérica (tal como ha sido descripto anteriormente).  

Rutas migratorias de Mesoamérica a través de México

En las últimas dos décadas, el cruce fronterizo entre México y los Estados Unidos se ha convertido en el escenario de una grave crisis en materia de derechos humanos, en la que miles de personas han desaparecido y han perdido sus vidas durante la migración. Desde los cruces en el Desierto de Sonora en la zona sudoeste de los Estados Unidos y el noroeste de México, con su calor abrasador y muy escasas fuentes de agua, hasta intentos de cruzar el Río Bravo (el cual demarca la frontera entre México y Texas) y sus poderosas corrientes, hay muchos factores físicos y ambientales que plantean riesgos a las vidas de las personas. En las Américas, la frontera entre México y los Estados Unidos es donde más muertes ha registrado el Proyecto Migrantes Desaparecidos desde que comenzó en 2014. 

Las causas principales directas de muerte que han sido identificadas en esta zona son el ahogamiento, en especial en el Río Bravo y los canales circundantes, y las muertes provocadas por las duras condiciones ambientales y la falta de refugio, alimentos y agua. Los migrantes pueden también ser víctimas de accidentes vehiculares, de caídas desde el muro fronterizo debido a la irregularidad del terreno, y de violencia. Sin embargo, la causa de la muerte se desconoce en más de un tercio de los casos registrados. Debido a la escasa presencia humana a lo largo de las fronteras, la vastedad de los territorios, y los terrenos inhóspitos, en muchos casos los restos de los muertos son encontrados mucho después de ocurridos los fallecimientos, cuando ya no es más posible establecer la causa de estos. Es trágico asimismo el hecho de que los restos de muchas personas nunca son recuperados y sus muertes siguen siendo invisibilizadas.  

Los migrantes que transitan a través de México y Centroamérica enfrentan habitualmente experiencias de marginalización y vulnerabilidad mientras viajan por vías irregulares. El aumento en los controles y la vigilancia de la migración en todo México ha hecho que las personas deban recurrir a rutas más remotas y clandestinas, que estas personas eligen en sus intentos de evadir los puntos de control diseminados en todo el interior del país. Estas rutas con frecuencia implican tomar medios de transporte altamente inseguros y caminar a través de largas franjas de terreno desolado en donde los migrantes con frecuencia deben enfrentar abusos sistemáticos, extorsión y donde suelen ser heridos. Los registros del MMP indican que muchas personas pierden la vida debido a los padecimientos durante los viajes. La causa principal de muerte registrada en rutas migratorias desde Centroamérica son los accidentes ocurridos mayormente en trenes de carga, que son usados como medio de transporte por los migrantes. La violencia en ruta – que va desde los homicidios a los abusos físicos y la violencia sexual – es la segunda causa más común de muerte en la zona, y representa más del 10% de las muertes y desapariciones registradas desde 2014.  

Tapón de Darién  

Las personas en esta ruta enfrentan riesgos fatales asociados a su tránsito por topografía inhóspita y barreras naturales caracterizadas por ríos caudalosos, inundaciones repentinas, follajes densos y la presencia de animales salvajes. Se sabe que mucha gente sufrió deshidratación, caídas fatales y ahogamiento, y también violencia, violencia sexual y basada en género además de secuestros asociados a grupos paramilitares y para el delito organizado que operan en la zona.  

Rutas irregulares hacia y a través del Caribe 

Las rutas migratorias en el Caribe tienen la segunda cifra más alta de muertes y desapariciones de migrantes registradas por el MMP en la región, después de la frontera entre México y los Estados Unidos. La causa principal directa de las muertes son los ahogamientos en naufragios, la mayor parte de los cuales han derivado en las muertes y desapariciones de decenas de personas.  

Rutas migratorias en Suramérica 

Mientras que la existencia de más opciones de movilidad regular y segura en Suramérica reduce la necesidad de hacer viajes irregulares peligrosos, hay algunas rutas en las que los migrantes enfrentan riesgos a sus vidas. Las llamadas "trochas" (que hacen referencia a una calle angosta o a un atajo) en las fronteras de Colombia con Venezuela, Perú y Ecuador son cruces fronterizos informales peligrosos. El MMP ha registrado múltiples incidentes de muertes y desapariciones de migrantes relacionadas con la presencia de grupos criminales organizados en estas zonas.  

La compilación de datos sobre muertes y desapariciones de migrantes en la región es sumamente complicada y faltan fuentes informativas accesibles, ya sea gubernamentales o de carácter oficial. Las únicas fuentes de información usadas por el MMP son los datos compartidos por las autoridades de migración de México, y también los informes emitidos por los examinadores médicos y forenses de condado, las oficinas de los comisarios en la frontera sur de los Estados Unidos. Sin embargo, estos datos están fragmentados y no son fácilmente accesibles, por lo cual los informes no son consistentes. La compilación de datos es especialmente compleja en México y en el Tapón del Darién. Las principales fuentes de información sobre muertes y desapariciones de migrantes dentro de México son las agencias noticiosas locales, las cuales con frecuencia presentan información que no es precisa ni completa. De igual manera, falta información acerca de los incidentes que tienen lugar en el Tapón del Darién. Mientras que los migrantes que han logrado cruzar esa zona y los medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales han informado la presencia de cientos de restos no identificados, debido a la falta de datos oficiales, la inaccesibilidad del sector, la presencia limitada de actores no gubernamentales, y la falta de atención por parte de los medios periodísticos, la mayor parte de las muertes y desapariciones de migrantes en la zona siguen sin identificación y sin verificación.  

La compilación de información sobre migrantes que desaparecen o mueren en rutas marítimas mientras intentan emigrar por bote en el Caribe también plantea un desafío. La naturaleza remota de las rutas marítimas, el contexto secreto en el cual se produce la partida de los botes, y la falta de información sobre las trayectorias significan que muchos naufragios de embarcaciones con migrantes nunca llegan a ser identificados. Raras veces se sabe exactamente cuántas personas se encontraban a bordo de botes que estuvieron en apuros en alta mar, haciendo que se complique la tarea de verificar la cifra de personas que desaparecieron o de contar con algún tipo de información acerca de sus identidades.  

Finalmente, la peligrosa naturaleza de las trayectorias de los migrantes a través de la región se ve influenciada no solamente por el paisaje físico sino también por múltiples y entrelazadas formas de violencia estructural y generalizada a nivel comunitario (SGBV) y por el crimen organizado, dirigidas tanto a los migrantes como a los habitantes del lugar, lo cual puede derivar en la muerte o la desaparición. Cuando eventos de este tipo tienen lugar durante el viaje migratorio de una persona, la víctima tal vez no pueda ser identificada adecuadamente como migrante. Esto vendría entonces a agregarse a la complejidad que implica documentar las muertes y desapariciones de los migrantes.  

Estos desafíos significan que los registros del MMP en estas zonas probablemente estén sesgados y orientados mayormente a los eventos de alto perfil o a determinadas áreas geográficas y es mejor considerar que tales registros no reflejan con precisión la cifra real de vidas perdidas en ocasión de la migración en las Américas.  

Muertes y desapariciones de migrantes en las Américas

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Doretti, M., Osorno Solís, C. y Daniell, R. (2017) “El Proyecto Fronterizo: Hacia un mecanismo regional forense para la identificación de los migrantes desaparecidos” en Viajes Fatales Volumen 3 Parte 1 Mejoramiento de los Datos sobre Migrantes Desaparecidos (en inglés) OIM, Ginebra. 

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Aldana, A. (2020) “La Trocha” en Universo Centro, Número 116. 

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Datos Generales sobre la Migración en las Américas

Portal sobre Datos Migratorios - Américas 

OIM (2019) Tendencias Migratorias en Centroamérica, Norteamérica y el Caribe. San José. 

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Yates, C. (2018) Cómo Panamá se convirtió en el punto de cruce más traicionero para los migrantes en un largo viaje a los EE.UU. (en inglés) Time, Capurganá. 

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